Democracia e igualdad política

Al hablar, a propósito de la democracia, de voluntad general o de voluntad de los ciudadanos, estamos dando por supuesto la igualdad política de todos los ciudadanos. Y, en efecto, uno de los rasgos que distingue esencialmente a la democracia de otras formas de gobierno como la aristocracia, la oligarquía o los regímenes feudales es justamente el reconocimiento de que:
  • todos los ciudadanos son iguales ante la ley (isonomía);
  • todos tienen el mismo derecho a participar en los asuntos públicos (isegoría);
  • todos tienen originariamente o "por naturaleza" el mismo poder (isocratía);
  • y todos tienen igual derecho a expresar libremente su opinión o su parecer (parrhesía).