Cambiemos el presente

Reflexionar aunque más no sea un segundo sobre el legado que ofrecemos a las generaciones venideras no es otra cosa que una proyección de nuestro presente. Un presente ajeno, dibujado con trazos borroneados en colores deslucidos y sombríos. Pobres.

Alejarnos del frío encierro y el aturdido ruido de la indiferencia, quizás pueda permitirnos empaparnos con los frescos aromas e inquietantes deseos verdaderos de la realidad.

Esta realidad mareada por las necesidades, que perseverante se proyecta una y otra vez en nuestro deambular cotidiano, cual película taquillera, pero de la que, paradójicamente, nadie quiere llevarse el premio al mejor actor.