Mi modo de ver la Justicia

Frecuentemente decimos ofuscados que esto o aquello no es justo, o que en determinadas conductas, situaciones o hechos que se suceden en nuestra sociedad, no hay justicia. Otras veces asemejamos el concepto de Justicia con otros vocablos como paz, democracia o libertas.¿Pero tenemos en claro de qué hablamos cuando hablamos de Justicia?

Si vamos al diccionario, este nos dirá que justicia es el conjunto de reglas que buscan mejorar u ordenar la vida de las personas en interrelación con los demás y etimológicamente la palabra Justicia proviene del Latín iustitia, pero no es allí donde pretende centrarse mi posición.

La Justicia, desde mi percepción naturalista, tiene que ver con la equidad como valor intransferible de una sociedad que pretende mantener la armonía entre todos sus integrantes, ordenándolos adecuadamente y bajo límites precisos y éticos.

Pero, me podrían decir ustedes que de este modo la sociedad no estaría actuando con equidad o Justicia si premia o castiga a todos con la misma vara. Error, la equidad y la justicia no vienen de la mano del reparto igualitario, sino que parafraseando a Aristóteles, la Justicia está vinculada con dar y recibir, ya que lo que le corresponde a cada ciudadano tiene que estar en proporción con su contribución a la sociedad, sus necesidades y sus méritos personales y allí recobra fuerzas la definición del jurisconsulto romano Ulpiano, para quien la Justicia es “Dar a cada uno lo suyo”.

¿Pero quién establece o dictamina que se merece cada uno? ¿Estaríamos en presencia de una "justicia-injusta"?

Entonces, la noción personal de Justicia, no refiere a una verdad revelada y si tendrá mas que ver con el lugar y tiempo en el que una sociedad se va forjando, dependiendo de sus creencias e ideales. Un concepto dinámico, que muta, se transforma y se amolda para que cada civilización pueda crecer, permitiendo la interacción de sus miembros de manera consensuada y con razonable equilibrio.

Justicia, sería pues, darle a todas las personas las herramientas necesarias para que puedan alcanzar sus objetivos o satisfacer sus necesidades, asentadas sobre la tolerancia, reciprocidad y universalidad. 

A modo de epílogo de esta breve reflexión personal, me permito citar un pensamiento del Escritor estadounidense Paul Auster: “Si la justicia existe, tiene que ser para todos; nadie puede quedar excluido, de lo contrario ya no sería justicia”.

Javier Abrigo.

¿Cómo podemos hacer una sociedad mejor?

Cada día más, y no es por empezar con las estrofas de una canción de Valeria Linch, escuchamos, vemos y leemos constantes enfrentamientos entre integrantes de nuestra sociedad. Aquella sociedad con la que interactuamos de manera fluida y a la que estamos obligados en poner todo nuestras mejores intenciones para remozarla. ¿Por qué? .. la respuesta está en la misma consigna.

La vida se nos está llenado de callejones que solo conducen a provocaciones y discusiones vacías, caducas y estériles. Donde aquel que más alto grita, mas fuerte pega o mas dinero tiene para "entongar" a los árbitros de turno se lleva la mejor tajada, sin importar los destinatarios de ese trastocado resultado. 

Pero... Hacer una sociedad mejor ¿solo depende de nosotros? La respuesta es única e irrefutable: SI. 

A mi entender, las pociones mágicas, los discursos demagógicos o soluciones al paso se acabaron o ya no sirven para nada, en algunos casos, todo lo contrario, solo exacerbar mas a una turba fastidiosa y predispuesta al choque.

Cada uno desde su lugar, haciendo lo que hacemos todos los días, pero de la mejor manera posible, con la seriedad, la tolerancia, firmeza y el amor que cada uno de nuestros pasos merece, sin dudas, parece ser un interesante desafío para recorrer este camino.

Educar nuestros hijos, saludar a nuestros vecinos, atender nuestros clientes, jugar con nuestros amigos, defender nuestros ideales y posturas, elegir nuestros enemigos, pedir un favor, gobernar, tomar decisiones, abrazar, pedir y aceptar disculpas, trabajar, transpirar, crecer, aprender, en síntesis ..vivir.

Quién puede negarse cuando los resultados posibles parecen ser significativos y valederos? Pero, esa negación aparece o reflota cuando descubrimos que el camino que elegimos se nos torna un poco más largo y dificultoso o que nuestro vecino, socio, jefe, compañero de trabajo, enemigo intimo, etc, consigue llegar primero y algunas veces, mejor, utilizando aquello que nos prometimos desterrar y que relegamos al momento de la partida.

No sueño con la desaparición de River y Boca, Peronistas y Radicales, Bilardos y Menottis, Católicos y Protestantes, Negros y Blancos, K y anti "K" … solo  sueño y exijo que seamos lo que estemos convencidos de ser, con equidad y pasión, .... sino no seremos nada.